- Trastornos digestivos, como el síndrome de intestino irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, dispepsia funcional, reflujo gastroesofágico o la infección por Helicobacter pylori.
- Enfermedades metabólicas y hormonales, incluyendo diabetes tipo 1 y tipo 2, resistencia a la insulina, hipotiroidismo e hipertiroidismo.
- Alergias e intolerancias alimentarias, como celiaquía, intolerancia a la lactosa o sensibilidad al gluten no celíaca.
- Trastornos de la conducta alimentaria (TCA), tales como anorexia, bulimia, trastorno por atracón o alimentación emocional.
- Alteraciones cardiovasculares y metabólicas, como la hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia e hipertensión arterial.
- Déficits nutricionales, como carencias de hierro, vitamina B12, vitamina D, calcio, magnesio u otros micronutrientes esenciales.
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Cada consulta es una oportunidad para escucharte, entender tu caso de forma profunda y ofrecerte un plan nutricional que respete tus necesidades fisiológicas, tu estilo de vida y tus preferencias alimentarias.